Legisladores exigen acción, después de que openDemocracy revelara la difusión global de actividades falsas y "manipuladoras", lo que representa "riesgos graves" para las mujeres y la democracia. Artículo traducido en exclusiva por Clacai.
Claire Provost es editora de openDemocracy 50.50 sobre género, sexualidad y justicia social. Ha trabajado en The Guardian y ha sido miembro del Centro de Periodismo de Investigación de la Universidad de Londres.
Nandini Archer es editora asistente de 50.50. Cubre historias relacionadas a género, sexualidad, feminismo y justicia social. Es activista del grupo feminista Sisters Uncut.
Legisladores, médicos y defensores de derechos humanos han condenado a una red mundial de «centros de crisis de embarazo», respaldada por grupos antiabortistas estadounidenses vinculados a la Casa Blanca de Trump, por atacar a mujeres vulnerables con «desinformación, manipulación emocional y engaño absoluto».
Hay miles de esos centros en los Estados Unidos. Muchos han sido criticados por hacerse pasar por establecimientos de salud neutrales para mujeres con embarazos en crisis, mientras ocultan sus agendas religiosas y antiaborto. Pero la escala global de estas actividades controvertidas no se ha mapeado hasta ahora.
En la primera investigación de este tipo, openDemocracy envió reporteras encubiertas que se hicieron pasar por mujeres vulnerables con embarazos no deseados a centros en dieciocho países afiliados con Heartbeat International con sede en Ohio.
Nuestra investigación descubrió:
En Italia, a una periodista encubierta se le dijo que tener un aborto no solo puede causar cáncer, sino que tener un bebé puede curar enfermedades graves, incluida la leucemia. En España, otra periodista recibió un artículo que afirmaba que después de un aborto una mujer tiene «144% más de probabilidades» de abusar físicamente de sus hijos.
En la Ciudad de México, el personal de un centro dijo erróneamente que una mujer necesita del consentimiento de su pareja o de un pariente para realizarse un aborto y que ningún hospital la trataría por complicaciones graves. En Argentina, a una reportera que dijo ser sobreviviente de abuso doméstico, le dijeron: «Ahora eres una víctima, pero abortar te haría parte de esa violencia».
Heartbeat International afirma tener estrechos vínculos con la Casa Blanca. El vicepresidente Mike Pence ha hablado en sus eventos en el Capitolio; Donald Trump aplaudió una decisión de la Corte Suprema de 2018 a favor de los centros de crisis de embarazo; y Heartbeat ha instado a sus aliados a solicitar fondos de sus «nuevos amigos en Washington«.
Más de la mitad de los centros que visitó openDemocracy son parte de redes locales que han recibido dinero de Heartbeat. En América Latina, los centros de crisis de embarazo también cuentan con el apoyo de Human Life International con sede en Virginia. Ambos grupos se oponen a la anticoncepción y al aborto.
En respuesta a los hallazgos de openDemocracy, políticos, médicos y defensores de derechos han pedido acciones gubernamentales urgentes y nuevas regulaciones.
En Sudáfrica, el subdirector general del Departamento de Salud, Yogan Pillay, dijo que los centros investigados por openDemocracy «están violando la ley y las directrices nacionales» al brindar asesoramiento «directivo». «Tomaremos medidas», enfatizó.
«Este es un grave riesgo para la vida de las mujeres y una grave amenaza para la democracia».
-Fred Matić, relator especial del Parlamento Europeo
En la Ciudad de México, Oliva López, Secretaria de Salud, dijo que su departamento había recibido previamente quejas de ciudadanos sobre «información errónea» en los centros de crisis de embarazo. Ella prometió investigar y, «si corresponde, exigir sanciones».
Legisladores en Italia, Croacia, Ecuador y Argentina también solicitaron investigaciones gubernamentales. En Bruselas, los eurodiputados de todos los partidos condenaron las actividades de estos centros y Fred Matić, el relator especial del Parlamento Europeo sobre derechos sexuales y reproductivos y salud dijo que esto era «sin duda una violación de los derechos humanos, un grave riesgo para la vida de las mujeres y una grave amenaza para la democracia».
Mientras tanto, la senadora demócrata de Florida, Cindy Polo, quien recientemente visitó El Salvador en donde las mujeres están encarceladas bajo las leyes de aborto, dijo que estaba «conmocionada» por los hallazgos de openDemocracy. Ella dijo que era «aterrador» que tales grupos estuvieran vinculados a la administración Trump, pero advirtió que los centros también reciben mucho apoyo a nivel estatal: «En Florida, nuestro exgobernador ordenó en silencio que estos ‘centros de crisis de embarazo’ fueran financiados con dinero de contribuyentes».
«Lo que más me ha inquietado, como mujer de fe, es que me encuentro luchando contra personas que creen en el mismo Dios en el que creo yo», agregó.
Cada uno de los países que forman parte de la investigación de openDemocracy tiene leyes contra la publicidad falsa. Algunos también tienen regulaciones sobre asesoramiento médico que determina que los consejeros no pueden presionar a las mujeres para que tomen decisiones particulares sobre su atención médica.
En muchos casos, parece que los centros están violando estas leyes o que existen vacíos que les permiten evadirlos. Algunos centros también parecen estar incumpliendo el Compromiso de Cuidado de Heartbeat, que requiere que los afiliados proporcionen «información exacta» y publicidad «veraz y honesta».
Respondiendo a las preguntas de openDemocracy, Heartbeat señaló las recientes sentencias de los tribunales estadounidenses. Bajo los derechos de la Primera Enmienda que protegen la libertad de expresión, esos tribunales dictaminaron que los centros de crisis de embarazo no pueden ser obligados a proporcionar a las mujeres información sobre los servicios de aborto.
«Respaldamos firmemente nuestro Compromiso de Cuidado… y todos nuestros recursos de capacitación diseñados para la comunidad de ayuda durante el embarazo», dijo Heartbeat. «Diferentes países tienen sus culturas y formas variadas de comunicación, el hecho es que el aborto conlleva riesgos para las mujeres».
«Con amor y verdad, nuestro objetivo es ayudar a la clienta a comprender el aborto de manera más completa, para que realmente pueda tomar una decisión informada».
Human Life International se negó a responder a la solicitud de comentarios de openDemocracy.
Heartbeat International es uno de los varios pioneros de los centros de crisis de embarazo de los Estados Unidos. Estos centros comenzaron a abrirse en los Estados Unidos a principios de la década de 1970 antes del histórico fallo de la Corte Suprema «Roe Vs Wade» que legalizó el aborto en todo el país.
También ha gastado casi $ 1 millón de dólares en todo el mundo desde 2007, incluidas las subvenciones a más de una docena de grupos y redes específicas contra el aborto, según el análisis de openDemocracy sobre sus presentaciones financieras anuales.
En América Latina, la mayoría de afiliados de Heartbeat forman parte de una red que también cuenta con el respaldo de Human Life International (HLI), que ha gastado $ 12 millones a nivel internacional durante la última década. A diferencia de Heartbeat, HLI no ha revelado los nombres de sus beneficiarios desde 2008 y es más difícil seguir su dinero en el extranjero.
Heartbeat dice que ha visitado más de 250 oficinas de miembros del Congreso de los Estados Unidos para presionar a favor de los centros de crisis de embarazo desde 2009, y el mes pasado Donald Trump se convirtió en el primer presidente de los Estados Unidos en asistir a un mitin anual contra el aborto en Washington DC, alegando que «los niños no nacidos nunca han tenido un mejor defensor en la Casa Blanca».
Heartbeat dice que no recibe dinero de contribuyentes, pero ha distribuido fondos estatales a algunos de sus afiliados. Mientras tanto, en 2017, periodistas estadounidenses revelaron que las inmigrantes menores de edad que solicitaron abortos mientras estaban bajo custodia federal fueron remitidas a afiliados de Heartbeat para recibir asesoramiento.
Al año siguiente, Scott Lloyd, designado por Trump –quien anteriormente trabajó en la junta directiva de una filial de Heartbeat en Virginia y cofundó una firma de abogados cristiana dentro de la sede de Human Life International– perdió su trabajo al descubrirse que, repetidamente, había manejado mal las solicitudes de aborto de adolescentes migrantes.
Human Life International, que también se opone a los derechos LGBTIQ y promueve la «planificación familiar natural« en lugar de la anticoncepción moderna, tiene un largo historial de escándalos y comentarios incendiarios por parte de sus líderes y personal. En 2018, por ejemplo, uno de sus trabajadores afirmó, a través de su blog, que «el aborto es el encubrimiento ideal para el incesto«.
En todo el mundo, Heartbeat dice tener afiliados «en todos los continentes habitados» que pagan pequeñas tarifas anuales ($ 70 dólares para grupos internacionales) y acuerdan seguir los estándares sobre «información exacta» y publicidad, entre otros temas.
Fuera de los Estados Unidos, openDemocracy encontró a la mayoría de afiliados de Heartbeat en Italia: más de 400, incluidas docenas que están activos dentro de hospitales públicos y refugios para mujeres.
Heartbeat también ha entregado decenas de miles de dólares a la red regional de Centros de Ayuda para la Mujer (CAM), que también cuenta con el respaldo de Human Life International, y más de $ 200,000 a la red Africa Cares for Life en Sudáfrica.
No está claro qué capacitación han recibido los beneficiarios específicos o afiliados. Sin embargo, los materiales de uno de los seminarios web de Heartbeat, «desarrollados a partir de la experiencia de los afiliados de Heartbeat», muestran cómo se enseña a los operadores de líneas directas a desalentar o retrasar las decisiones de las mujeres para acceder a abortos y anticonceptivos de emergencia.
Los materiales de un segundo seminario web muestran como Heartbeat brinda información médica incorrecta. Por ejemplo, dice que el aborto puede aumentar el riesgo de las mujeres de contraer cáncer y enfermedades mentales. No existe evidencia médica creíble para dichas afirmaciones, que han sido refutadas repetidamente por organismos de salud globales.
The Comforters (Los consoladores), un centro de crisis de embarazo en Kampala, Uganda, visitado por la periodista Khatondi Soita Wepukhulu.
Muchos de los afiliados de Heartbeat parecen dirigirse a mujeres vulnerables y marginadas que buscan información y servicios de aborto, y solo unos pocos de los centros investigados en línea por openDemocracy fueron sinceros sobre sus agendas contra el aborto.
En toda América Latina, cuatro de los cinco centros que visitamos parecen publicitarse en la web como grupos «proelección» o proveedores de aborto. En México, por ejemplo, un centro se anuncia como grupo de apoyo para mujeres en sitios web con nombres como interrumpir-embarazo.com y aborto-mexico.com.
Un centro costarricense, parte de la misma red regional de la que Heartbeat es socio y concesionario, se anuncia en un sitio web llamado quieroabortarcr.com. En Ecuador, otro centro dice en su web: «No cambies tu vida. Es tu decisión», y parece ofrecer píldoras abortivas médicas.
Dentro de un hospital italiano, nuestra reportera encontró carteles publicitarios de uno de estos centros que decían: «¿Te preocupa un embarazo difícil o no deseado? No estás sola, llámanos», sin revelar la posición antiaborto del centro.
En Uganda, donde el aborto es ilegal a menos que la vida de la mujer esté en riesgo, una afiliada de Heartbeat en un suburbio de Kampala anuncia «información sobre el aborto» en un letrero afuera de su edificio que dice: «¿Estás embarazada y asustada?» – al igual que los lemas en las vallas publicitarias de los centros de crisis de embarazo contra el aborto en los Estados Unidos.
En casi todos los centros, incluidos los visitados en países donde el aborto ha sido legal durante décadas, a las periodistas encubiertas de openDemocracy las hicieron sentir culpables por considerar la posibilidad de interrumpir sus embarazos y las presionaron para continuarlos en todos los casos.
El personal de muchos de estos centros utilizó lenguaje gráfico e imágenes para describir los abortos. En Sudáfrica, uno de esos miembros del personal le dijo a una periodista que podría estar «matando al próximo presidente». En Ecuador, a otra periodista se le advirtió que su matriz podría ser «destruida» al practicarse un aborto. A varias reporteras se les pidió los datos de los hombres que las embarazaron.
En Ucrania, nuestra reportera llamó a la línea directa de un centro haciéndose pasar por una estudiante desplazada que había quedado embarazada después de un encuentro sexual no deseado. Se la instó a recurrir a la religión y a confesarse en la iglesia. También se le advirtió que un aborto amenazaría su alma, así como su salud y su «capacidad de amar y ser feliz en el futuro».
Dentro de algunos de estos centros de crisis de embarazo, incluidos los de Costa Rica y México, el personal ofreció ecografías a las periodistas como parte de las sesiones de «asesoramiento» centradas en disuadirlas de acceder al aborto.
El subdirector general del departamento de salud de Sudáfrica, Yogam Pillay, dijo que estaría particularmente preocupado por este aspecto de las actividades de estos centros si se llevaran a cabo en Sudáfrica, donde «incluso las enfermeras no pueden hacer ultrasonidos a menos que hayan recibido capacitación específica».
Esto también parece infringir la propia guía de Heartbeat sobre ultrasonidos, que dice que un centro que quiera ofrecer estos servicios debe «convertirse en una clínica médica», con un director médico con licencia, seguro y un técnico capacitado.
Emily Baile, en la campaña Expose Fake Clinics (Desenmascara a las Clínicas Falsas) en los Estados Unidos, dijo que los hallazgos de openDemocracy muestran cómo los grupos estadounidenses han estado «exportando» muchas de las «mismas mentiras sobre el embarazo y el aborto que han perfeccionado aquí en casa».
«Bajo la administración actual en los Estados Unidos, este tipo de centros se están envalentonando», agregó Amy Bryant, profesora asistente de obstetricia y ginecología en la escuela de medicina de la Universidad de Carolina del Norte.
Bryant dijo que la investigación de openDemocracy ha documentado algunas «tácticas que no he encontrado en los Estados Unidos, como decirles a las mujeres que necesitan el permiso de una pareja». Pero agregó que su intención parece ser la misma: «engañar a las mujeres embarazadas que buscan abortar asustándolas con afirmaciones fraudulentas».
En total, las reporteras encubiertas de openDemocracy se contactaron y recibieron asesoramiento de más de treinta «centros de crisis» en dieciocho países, en persona o por teléfono. Recibieron asesoramiento engañoso o manipulador en la mayoría de los casos.
En Canadá, la mayoría de afiliados de Heartbeat declaran explícitamente en sus sitios web que no refieren a servicios de aborto ni brindan asesoramiento profesional, aunque solo alrededor del 40% lo publican en su página principal. En la mayoría de los países, estos centros no dejaron claras sus posiciones antiaborto en los sitios web que revisamos.
«Esta investigación plantea grandes preocupaciones sobre estos grupos extremistas que se dirigen a las mujeres que buscan atención médica», dijo Ana María Bejar, directora de defensa de la Federación Internacional de Planificación de la Familia. Pidió leyes y campañas de información para contrarrestar a los grupos que difunden «mitos dañinos e intimidan a las mujeres».
En Argentina, la parlamentaria Mónica Macha dijo que las autoridades nacionales deberían investigar si los centros están actuando ilegalmente y agregó: «Necesitamos discutir la legitimidad de estas organizaciones que buscan evangelizar sobre la maternidad no deseada».
«Estas actividades no empoderan a nadie, no informan, no dan consejos … solo buscan asustar y crear pánico para empujar [a las mujeres] a tomar decisiones basadas en información falsa y trampas ideológicas. El objetivo es claro: evitar la autonomía de las mujeres».
«Esta es una cuestión de estado de derecho», dijo Neil Datta, secretario del Foro Parlamentario Europeo para los Derechos Sexuales y Reproductivos. «Todos los políticos, estén o no de acuerdo con el derecho de las mujeres al aborto, deberían estar muy preocupados de que las leyes de su país se eluden mediante la desinformación, la manipulación emocional y el engaño absoluto».
«Necesitamos discutir la legitimidad de estas organizaciones que buscan evangelizar sobre la maternidad no deseada… Estas actividades no empoderan a nadie, no informan, no dan consejos… Solo buscan asustar y crear pánico para empujar [a las mujeres] a tomar decisiones basadas en información falsa y trampas ideológicas. El objetivo es claro: evitar la autonomía de las mujeres».
– Mónica Macha, diputada argentina
Esta investigación forma parte del especial #TrackingTheBacklash de openDemocracy y fue publicada inicialmente el 10/02/20 en su página web por Claire Provost y Nandini Archer, con el título «Exclusive: Trump-linked religious ‘extremists’ target women with disinformation worldwide». Reproducido con autorización de las autoras. Traducido por CLACAI.
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